Regreso al pasado
Sin palabras
Sin palabras
Febrero, tiempo de aniversarios.
Se cumplen cinco años del inicio de este blog y de la “adopción” de mi ahijado afgano, que ocurrió en un hospital, más o menos como he contado en la entrada anterior, y que me recuerda un matrimonio de los de antes, por aquello de “en lo bueno y en lo malo, hasta que la muerte nos separe” 🙂
Y se cumple también un año de la firma del ominoso acuerdo entre los EE.UU. de Trump y los talibanes, ese que ha vuelto a poner en libertad a más de 5.000 talibanes que había sido posible encarcelar.
Diez días después de la firma del acuerdo debían iniciarse en Doha (Qatar – que yo todavía lo escribo con q porque soy una engreída que conoce el alfabeto árabe y sabe que la pronunciación correcta no es el sonido /k/ :-p) las conversaciones entre el gobierno afgano y los talibanes, para favorecer la inclusión de estos últimos en la organización del país y avanzar así hacia la pacificación de Afganistán.
Los talibanes, para dar muestra de sus buenísimas intenciones, retrasaron intencionadamente el inicio de dichas conversaciones durante 6 meses, hasta estar seguros de que se había liberado al 99% de los prisioneros (parece que se quejan de que aún les falta alguien). Y para contribuir al alto el fuego y la pacificación del país, dejaron de reclamar la autoría de multitud de atentados, en especial aquellos dirigidos de forma individual contra periodistas, propietarios de emisoras de radio, miembros de los gobiernos regionales y otros representantes de la sociedad civil, para que así parezca que las víctimas han sido atacadas por enemigos suyos personales.
En estos momentos las conversaciones están paralizadas otra vez: los talibanes se han marchado de Doha muy ofendidos porque el nuevo gobierno de los EE.UU. está analizando otra vez el acuerdo, ya que, al no haberse cumplido los plazos para las negociaciones, tampoco parece posible que se pueda realizar puntualmente la retirada de las tropas estadounidenses, y habría que retrasarla 6 meses con respecto a la fecha prevista del 1 de mayo de 2021.
Ya veremos lo que pasa en los próximos meses, porque si los 2.500 soldados estadounidenses no se retiran, los 5.000 talibanes liberados los pueden “retirar” a su manera :-((
Sí, ya lo sé, pobrecitos míos, que estáis todos muy cansados de la pandemia y no queréis leer estos rollos sobre la guerra, que os gustan más los artículos donde cuento cómo los refugiados me ceban con manjares deliciosos, cómo se ríen de mí cuando confundo tener sed (teshná) con ir al servicio (tashnab) o cómo me hacen correr de un lado a otro intentando poner las cosas en orden – bueno, el mes pasado he corrido de un taller a otro para conseguir reparar el coche de mi ahijado, pero eso no es nada intercultural 😉
No perdáis la esperanza, quizás el próximo mes tenga alguna anécdota alegre para vosotros, o al menos un viaje imaginario. En cualquier caso os deseo un Feliz Año Nuevo Chino, y un agradable fin de semana, con un bonito San Valentín cargado de esas muestras de amor que no se compran con dinero (¿Se enfada alguien si pongo aquí el enlace al artículo sobre el sexo? :-p).
Y como no tengo ningún buey a mano, os dejo una foto de uno de los corzos (o corzas) que me han visitado esta mañana. Cuidaos mucho.
Es agosto y, en el hemisferio norte, hace calor, mucho calor, y además sigue la pandemia. Pero esta vez tengo que ser mala de nuevo y daros la lata con las últimas noticias sobre un hermoso país en guerra.
Me comentaba mi marido esta mañana con sorpresa que ha leído que el gobierno afgano ha decretado la liberación de 400 prisioneros talibanes, 156 de los cuales en realidad estaban condenados a muerte y 44 en las listas negras de varios gobiernos. Oh, sí, suena feo imaginarse a esos 400 hombres despiadados sueltos otra vez para que puedan volver a hacer de las suyas. Pero como nosotros no vivimos en Afganistán, podemos seguir desayunando con calma y dedicarnos luego a nuestras actividades dominicales favoritas, incluida una siestecita, sin que los talibanes liberados nos quiten el sueño ni un minuto, ¿verdad?.
Sin embargo resulta que algunas de mis actividades dominicales suelen ser leer las noticias de Tolonews, telefonear con mi ahijado afgano y escribir un blog sobre inter/multiculturalidad y refugiados – esos refugiados que vinieron huyendo de los talibanes. Y no son 400 los hombres que les quitan el sueño a estos amigos míos, son más, muchos más.
En el acuerdo de paz de febrero los talibanes presentaron una lista con 5.000 nombres de prisioneros a liberar, si el gobierno afgano quería que ellos se dejaran de violencia y comenzaran a dialogar sobre cómo sacar adelante el país entre todos, en lugar de seguir todos contra todos. Ghani y Abdulah han tenido que aclarar primero sus propias diferencias y luego ir cediendo a las peticiones de los talibanes. Antes de las celebraciones de la Fiesta del Sacrificio, el mes pasado, el gobierno había liberado ya a 4.600 prisioneros de la lista (a pesar de no haber un auténtico alto fuego) – quedaban estos últimos 400, algunos de los cuales son los más temidos a nivel nacional e internacional. Al llegar la fiesta, los talibanes sonrieron prometiendo que ahora sí que casi, casi estaban dispuestos a sentarse a negociar pacíficamente, y Ghani liberó a 500 prisioneros que no estaban en la lista, a ver si eso servía de algo. Pero no ha servido, claro, y aquí es donde el gobierno afgano cede de nuevo y libera estos 400, que son la guinda que remata el pastel (que se van a comer los talibanes, seguro).
Y ahora tenemos que ver si de verdad los radicales “estudiantes del Islam” se sientan a hablar con sus lenguas viperinas, o se hacen los despistados una vez más y siguen dejando que sus armas y sus terroristas suicidas hablen por ellos.
Por cierto, que la resolución decretada este domingo por la Loya Jirga (en español se pronuncia Loia Yirga, con la “y” argentina, y significa Gran Asamblea en pashtún), de 25 puntos, en la que se incluye la liberación de estos últimos talibanes, dice también que los liberados que sean de origen extranjero deben ser devueltos a sus países y la comunidad internacional (entiéndase Pakistán y Arabia Saudí, principalmente) debe cesar las intervenciones directas e indirectas en Afganistán y el apoyo a los grupos terroristas. Entre los puntos se incluye también uno sobre la situación de la mujer afgana: “…al ser la mitad de la sociedad, debería tener un estatus social y político y jugar un papel constructivo, participando en todas las etapas del proceso” – esto es lo mal que lo explica Tolonews en inglés, ¡a saber lo que dice el original en pashtún!, y a saber lo que entienden los 3.200 delegados de la Asamblea al respecto.
Aquí os dejo la foto del 1% de participación femenina en la Loya Jirga (cortesía de Tolonews otra vez).